En la confluencia de los ríos Ebro y Matarraña se localiza el punto de menor altura de Aragón, el embalse de Ribarroja, a unos 70 metros de altitud. Desde la ermita del Pilar se aprecia en toda su magnitud el embalse y sus afecciones. Cerca también hay lugares de interés como el mausoleo de Fabara, el mejor conservado de España.
En esta ocasión se propone recorrer las tierras más orientales de la comarca del Bajo Aragón zaragozano. Tomando como vía de aproximación la nacional que une Zaragoza y Castellón, cerca de Calaceite/Calaceit, parte la carretera que se adentra en estas tierras. Tras superar Maella se toma el desvío a la primera localidad: Fabara. Poco antes de llegar al casco urbano un cartel indicador señala una pista asfaltada a mano izquierda. Ésta conduce en 350 metros hasta el recinto vallado donde se encuentra el Mausoleo de Fabara. Este monumento funerario romano que data del siglo II es el mejor conservado de España. Se trata de un pequeño edificio con un pórtico de cuatro columnas al frente. En su interior cuenta con dos estancias: el espacio destinado a los sacrificios en honor del muerto y la cámara subterránea donde se encontraban los restos.
Una vez atravesado el río Matarraña/Matarranya se alcanza el casco urbano de Fabara. Una calle articula el pueblo y desemboca en la plaza de España. Al frente se alza el ayuntamiento con su bella fachada. Consta en su parte baja de una lonja de tres arcos de medio punto. Poco más adelante se abre otra plaza, constituyendo uno de sus costados un buen mirador de la huerta de la localidad. Allí se alza la iglesia de San Juan Bautista que se construyó en estilo gótico levantino durante los siglos XIV y XV. Tiene su perfil almenado producto de la reconstrucción tras la guerra civil.
La carretera continúa su trazado sinuoso hasta alcanzar Nonaspe/Nonasp que se asienta en una meseta. Un paseo por el casco antiguo descubre sus calles estrechas en las que abundan arcos con pasadizos. En una pequeña plaza se encuentra la sencilla iglesia de San Bartolomé y la Casa Turlán, con portada de dovelas decoradas con motivos vegetales y geométricos.
En la parte más alta de la población se encontraba el antiguo castillo, que tras diversas reformas es ahora una casa palacio de planta hexagonal reconvertida en la sede del ayuntamiento. El antiguo patio de armas constituye ahora una bella plaza, con un mirador hacia la vega del río Matarraña/Matarranya. Justo antes de cruzar el río Matarraña/Matarranya parte una pista asfaltada que conduce al Santuario de Nuestra Señora de Dos Aguas. El nombre hace referencia a su ubicación, en la confluencia de los ríos Matarraña/Matarranya y Algás/Algars. Sobre la puerta de acceso se levanta una espadaña de dos vanos. A su alrededor hay un gran parque con mesas para comer, columpios y abundante arbolado, entre los que destacan un grupo de pinos piñoneros centenarios que alcanzan una altura superior a los 23 metros.
Después de la comida se propone por la tarde acercarse a la localidad de Fayón/Faió, situada a una distancia de treinta kilómetros. Su actual enclave es el pueblo más joven de Aragón ya que fue inaugurado en 1967. El estilo arquitectónico responde a un lugar de colonización, con una gran plaza porticada que hace las veces de pequeña galería comercial y que aglutina los servicios municipales, junto con el ayuntamiento. En el lado opuesto se alza la iglesia de la cual destaca una esbelta torre de hormigón rematada con una cruz.
La excursión termina en un lugar que seguro sorprende al visitante. En el arranque de la población parte el acceso al Embalse de Ribarroja/Riba-Roja. En ligero descenso, aparece un desvío a la izquierda que conduce entre campos de olivar hacia la Ermita de Nuestra Señora del Pilar. Tras ascender hasta la parte alta de una colina se llega a un enclave privilegiado con vistas de la confluencia de los ríos Ebro y Matarraña/Matarranya. La ermita fue construida en 1954, poco antes del traslado de la población de su antiguo núcleo al actual debido a la construcción del embalse. El dramático final lo puso el 21 de octubre de 1967 cuando las aguas embalsadas anegaron el casco urbano de manera inesperada, teniendo sus vecinos que recoger los enseres en barca, así como las imágenes religiosas más valiosas de la iglesia. Del pueblo antiguo emergen de las aguas su castillo y la torre de la iglesia.
De nuevo en la pista que conduce al embalse, ésta desciende hacia la desembocadura del río Matarraña/Matarranya. A mitad de camino, en una bifurcación, se toma el ramal izquierdo. Antes de llegar al final del trazado se pasa junto al antiguo cementerio. Después del traslado de los restos se ha convertido en un pequeño parque donde se ha colocado un sencillo homenaje a los fayonenses. Tras alcanzar el pantano, se puede acceder andando hasta el edificio abandonado de los empleados ferroviarios. Bajo las aguas quedó la estación de ferrocarril. Gracias a su excelente posición el lugar era idóneo para el transporte fluvial. Ya en la Edad Media se transportaba cereal hacia Barcelona y en la época contemporánea el transporte de carbón de las cercanas minas era muy importante para la zona. Su situación estratégica de comunicación fluvial y ferroviaria hizo de Fayón/Faió un núcleo de notable desarrollo.